- Se espera que, para 2030, Colombia comience a producir hidrógeno verde, con una capacidad proyectada de entre 1 y 3 GW (gigavatio) según Naturgas.
- El gobierno colombiano, junto con entidades internacionales, ha comenzado a financiar proyectos de hidrógeno verde, buscando atraer inversiones que oscilan entre los 5.000 millones y 6.000 millones de dólares para el desarrollo de infraestructuras necesarias.
Colombia, agosto de 2024. Colombia ha comenzado a dar pasos importantes hacia la innovación en la adaptación y transformación energética. Actualmente, el país tiene 28 proyectos de hidrógeno en desarrollo, de los cuales siete ya están en fase de pruebas, concentrándose principalmente en el sector de la movilidad, según la Cámara de Hidrógeno Andi-Naturgas.
En este contexto, Marcos Rupérez, profesor de OBS Business School, dirige el informe “Selección natural en el hidrógeno verde: solo quedarán los mejores”. En este documento, Rupérez analiza los desafíos y las transformaciones en el sector, subrayando la falta de competitividad del hidrógeno en los sectores en los que busca posicionarse como una alternativa viable.
¿Cómo funciona el hidrógeno como combustible?
El hidrógeno es un portador de energía que puede utilizarse como combustible limpio. Cuando se utiliza en una celda de combustible, el hidrógeno se combina con el oxígeno para producir electricidad, con agua como único subproducto. Este proceso no emite dióxido de carbono, lo que lo convierte en una alternativa atractiva para reducir las emisiones en sectores como el transporte y la industria.
Desafíos para el hidrógeno verde
A pesar de su potencial, el hidrógeno verde enfrenta obstáculos significativos. Los altos costos de inversión y la baja rentabilidad actual dificultan su adopción. Rupérez afirma que “la UE ya está evolucionando en restricciones, penalizaciones y obligatoriedad de forma que en poco tiempo exigirá cumplir unos objetivos e impondrá cupos. La forma está aún por definirse, pero, sin duda, dará impulso al mercado”. Esta medida, según Rupérez, también podría aplicarse en Colombia, donde el gobierno podría establecer cupos de cumplimiento en diferentes sectores industriales para impulsar el uso de energías limpias.
Competencia global en infraestructura
En el proceso de producción de hidrógeno verde, los electrolizadores juegan un papel crucial. No obstante, Rupérez señala que “los costes de los electrolizadores europeos y americanos no están bajando al ritmo esperado, sino que de hecho están subiendo”. En contraste, China está emergiendo como un fuerte competidor, ofreciendo electrolizadores a precios significativamente más bajos, aunque con tecnologías consideradas menos avanzadas. A pesar de la preocupación inicial por la calidad, Rupérez subraya que “la reticencia de los promotores europeos a comprar electrolizadores chinos por la fama habitual de la calidad del país, poco a poco se está venciendo”.
Colombia: Potencial y retos en la producción de hidrógeno verde
Colombia posee un gran potencial para la producción de hidrógeno verde, gracias a sus recursos renovables, como la energía solar y la biomasa. Sin embargo, la falta de regulaciones claras y los desafíos en la obtención de licencias y permisos representan obstáculos significativos. Rupérez enfatiza que “los buenos proyectos serán los que comprenden que no hay que apresurarse, que deben planificarse a varios años vista, pero tomando medidas desde hoy para posicionarse de la mejor manera posible”.
Según estimaciones de H2 Colombia, el país podría producir hasta nueve millones de toneladas de hidrógeno al año para 2050, con una inversión superior a los 240.000 millones de dólares. Sin embargo, para alcanzar este potencial, se requiere una inversión considerable y políticas gubernamentales que fomenten el desarrollo de esta industria emergente.
El papel de los subsidios
Rupérez concluye que “la herramienta más efectiva que tienen los gobiernos para lograr este equilibrio son los subsidios públicos. Estos subsidios consisten en transferencias de fondos públicos hacia determinados proyectos, cubriendo parcialmente el CAPEX (coste de inversión) o el OPEX (coste operativo) para reducir los gastos y permitir que, con ingresos similares por la venta de hidrógeno, los proyectos puedan alcanzar la rentabilidad”. En Colombia, esta estrategia, junto con la inversión extranjera, podría ser clave para que los proyectos en fases de prueba y desarrollo se conviertan en un éxito tanto económico como ambiental.