El crecimiento urbano sin control, especialmente en regiones en desarrollo, agrava la pobreza, el desplazamiento y la degradación ambiental. Las estrategias de ciudades compactas, que incluyen el desarrollo de alta densidad y el uso eficiente del suelo, pueden mitigar los efectos negativos de la expansión urbana.

Una planificación urbana efectiva requiere una combinación de límites al crecimiento, soluciones de vivienda sostenible, impuestos al valor del suelo, zonificación inclusiva y alianzas público-privadas.

El crecimiento y la expansión urbana son tendencias características del siglo XXI, y son especialmente marcadas en el mundo en desarrollo y las economías emergentes. El aumento de las poblaciones, el incremento de personas en situación de pobreza y la falta de vivienda son solo algunos ejemplos del daño que puede causar la expansión descontrolada. Cuando el desarrollo crece sin regulación, quienes carecen de recursos se ven obligados a vivir cada vez más lejos del centro de la ciudad.

La expansión urbana no solo afecta a las personas, sino que también tiene un impacto especialmente grave en la naturaleza y la biodiversidad, ya que las infraestructuras se extienden sobre tierras agrícolas, bosques, cuerpos de agua y otras áreas propensas a inundaciones. Actualmente, entre el 70 % y el 75 % de los recursos naturales se consumen en áreas urbanas. Se proyecta que el consumo de materiales por parte de las ciudades aumentará de 40 mil millones de toneladas en 2010 a 90 mil millones de toneladas para 2050, superando lo que el planeta puede proporcionar de manera sostenible.

Aunque el crecimiento urbano es inevitable y uno de los fenómenos espaciales más destacados de nuestra época, no tiene por qué traducirse necesariamente en una expansión descontrolada de las huellas espaciales urbanas. Las estrategias de ciudades compactas, centradas en una mayor densidad y un uso eficiente del suelo, pueden ayudar a mitigar los impactos negativos de la expansión urbana en la naturaleza.

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El crecimiento urbano y las ciudades compactas

Las ciudades compactas se caracterizan por patrones de desarrollo denso, sistemas de transporte público conectados y fácil acceso a servicios locales y oportunidades de empleo. Por ello, ofrecen una alternativa adecuada para responder a las necesidades de las áreas urbanas en crecimiento. Además, las ciudades compactas reducen el impacto ambiental gracias a distancias intraurbanas más cortas y una menor dependencia del automóvil.

Se pueden implementar estrategias compactas más integrales para prevenir la expansión desmedida y proteger la naturaleza en las áreas periurbanas, al tiempo que se controla el aumento de los precios del suelo y se garantiza la disponibilidad de viviendas asequibles. Estas estrategias integrales incluyen:

  • Implementar estrategias de límites de crecimiento urbano, como se ha visto en ciudades como Portland, Melbourne y Bangalore. El objetivo de un límite de crecimiento urbano es dirigir el crecimiento hacia áreas que recibirán la infraestructura y los servicios apropiados, y proteger otras tierras periurbanas valiosas (así como sus características ambientales) de la presión del desarrollo urbano.
  • Implementar soluciones de vivienda sostenible y asequible en lugar de refugios improvisados para asegurar la habitabilidad a largo plazo. En la ciudad de Kuala Lumpur, se permitió mayor densidad con la condición de ofrecer viviendas asequibles.
  • Aplicar un impuesto al valor del suelo sobre el aumento del valor derivado de las inversiones en infraestructura pública fomenta el desarrollo en tierras existentes en lugar de nuevas. Los ingresos generados pueden mejorar los espacios públicos a través de la forestación y la creación de reservas naturales. Este tipo de impuesto se ha utilizado en Pensilvania, Kenia, Nueva Zelanda, Australia, Dinamarca, Estonia, Hong Kong, Singapur y Taiwán.
  • Implementar una zonificación inclusiva, control de alquileres e incentivos, ayuda a equilibrar el aumento de los precios de la tierra y la vivienda, promoviendo un uso eficiente del suelo y viviendas asequibles. En Kuala Lumpur, la densificación y los desarrollos orientados al transporte redujeron el uso de la tierra y las distancias de viaje, mientras que un incentivo del 30% para la rehabilitación de áreas industriales cercanas a zonas de transporte logró cubrir la mayoría de las necesidades habitacionales.
  • Aprovechar las asociaciones público-privadas, donde los inversionistas privados y los propietarios de tierras intercambian activos mediante derechos de construcción, permite que la ciudad intercambie áreas edificables por unidades de vivienda social y terrenos para desarrollar instalaciones, espacios públicos y reservas naturales. El proyecto Lagos de Torca en Bogotá es un ejemplo de asociación público-privada para el desarrollo de vivienda social, la recuperación de cuerpos de agua y la provisión de un sistema de transporte sostenible.

Dado que las ciudades a menudo crecen y se expanden de manera desorganizada, la urgencia de cerrar la brecha en la provisión de servicios básicos e infraestructura continuará existiendo. Por este motivo, los planes deben ser revisados y actualizados de forma continua.

Cualquier estrategia de planificación debe ir acompañada de políticas sólidas que eviten las “ciudades compactas pero desechables”, que carecen de viabilidad a largo plazo. Las estrategias de densificación deben, por lo tanto, ir acompañadas de políticas que fomenten la modernización y el monitoreo del consumo de recursos, los sistemas de transporte y, en algunos casos, el control de los asentamientos informales.

La planificación también debe incluir una inversión sustancial en proyectos de infraestructura, como carreteras, sistemas de transporte público, parques metropolitanos, instalaciones públicas y servicios, y debe tener en cuenta cómo estos proyectos afectarán a la naturaleza y a las poblaciones más vulnerables. La manera de satisfacer demandas crecientes será que, en conjunto con estos esfuerzos, los gobiernos mejoren los servicios sociales, incluidos la educación y la atención médica.

Para que las ciudades equilibren el crecimiento urbano con un futuro positivo para la naturaleza, el Foro Económico Mundial está desarrollando marcos de acción, en colaboración con Oliver Wyman, que incluyen guías y acciones claras para que las ciudades inicien este proceso, y asegurando que el entorno habilitante adecuado esté en su lugar.

Sin embargo, se necesita más trabajo. Con educación y un cambio de mentalidad, los líderes tendrán las herramientas para guiar el crecimiento en las próximas décadas.

Más consideraciones sobre los pasos clave necesarios para que las ciudades aprovechen los beneficios de una transición positiva para la naturaleza se pueden encontrar en el informe Nature Positive: Guidelines for the Transition in Cities del Foro Económico Mundial, en colaboración con Oliver Wyman. Este artículo forma parte de una serie de publicaciones de la iniciativa Nature-Positive Cities, del Foro Económico Mundial, en colaboración con Oliver Wyman.

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